Me detuve: literalmente, deje de
estar en movimiento.
Me Observe: empecé a ver en si
todas las cosas que estaba pensando eran necesarias en aquel momento, cuál era
la intención de aquellos pensamientos y que me estaban aportando.
Definitivamente, sí, eran cosas que tenía que pensar pero no en el
tiempo que aparté para mí, para generar mi bienestar.
Respiré: conscientemente tomando
en cuenta que cada inhalación significaba el renuevo de mis energías y cada exhalación la muerte de lo
que no me ayudaba en el momento.
Volví a Elegir: elegí vivir aquel momento maravilloso, elegí reírme de mi
misma cuando me equivocara en algún paso de la sección, en disfrutar ese justo
momento único e irrepetible de mi vida.
El resultado: felicidad,
tranquilidad, paz, esa sensación que no puedo explicar pero que me hace sentir
que el universo está a mi favor y todo
fue creado para mí.
Les comparto esto porque sé que
muchos de nosotros no disfrutamos los MOMENTOS de la vida, a veces mientras
trabajamos pensamos en la familia, las facturas, si estamos con la familia
pensamos en el trabajo pendiente, el inconveniente con el compañero, si estamos
en clases pensamos en la película que veremos más tarde o en la reunión con los
amigos, si estamos con los amigos estamos pendientes del celular, incluso en el tiempo que elegimos para
nosotros, suele ser todo menos eso, porque todos los pensamientos mencionados
anteriormente convergen en este tiempo y
nosotros lo permitimos.
Aprendamos a vivir el ahora,
concentremos las energías en la
actividad del momento, cuando nuestro cuerpo está en un lugar y la mente en
otro nuestros propósitos no se cumplen,
somos improductivos, infelices, impacientes,
es difícil, pero no imposible, solo debemos empezar a estar conscientes de nuestras acciones y siempre que nos sorprendamos
en esa actitud, podemos: detenernos, observarnos, respirar y volver a
elegir.
La vida es bella y Dios
inmensamente bueno, todo lo creo para nuestro disfrute, a cero costo.
Un dulce Abrazo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario