Todos los seres humanos tenemos un propósito en la
vida y ese propósito debe quedar como un legado cuando nos vamos de
este mundo.
Hace unos días estaba pensando en mis padrinos
Enrique y Elena, eramos vecinos y desde antes de nacer mis padres y ellos tenían una bonita amistad.
Cuando empecé a hablar los nombré como Quique
y Nena y luego mi hermano los llamaba de la misma forma, ellos nos bautizaron y
nos querían como sus hijos
recuerdo que mi Nena me levantaba temprano para ir a comprar la leche porque
decía que si llegábamos tarde le echaban agua y ya no servía, cuando volvíamos
ella hacia desayuno para Quique antes de irse al trabajo y cuando él salía ella se paraba en la puerta y
susurraba muchas cosas, yo
la miraba pero no entendía así es que susurraba también, ella se reía de mí,
hasta que un día me preguntó si quería saber lo que decía todos los días,
se ilumino mi vida jajaja, me dijo que le pedía a Dios para que cuidara a
Quique donde quiera que fuera de las malas acciones de la gente, también
recuerdo que cuando Quique regresaba mi hermano y yo corríamos a alcanzarlo, le
quitábamos el sombrero y lo sentábamos para quitar sus zapatos, mientras él le
contaba a Nena como había ido su mañana, en las tardes nos sentábamos en
la acera de enfrente los cuatro, Quique saludaba a todos de Abul y nos decía
que Abul era el saludo que inventó el diablo para no decir adiós y así
pasaba la tarde entre una historia y otra, eran días hermosos.
Recuerdo que mientras Nena cocinaba yo le
hacía compañía y también todas las preguntas del mundo, ella
siempre encontraba una manera mágica de contestar, también me preparaba
dulce de leche cortada porque sabía que me encantaba y cuando mi madre
quería pegarme recorría toda la casa para esconderme en sus faldas y ahí me
sentía a salvo, protegida. Mi hermano y yo nos disputábamos el cariño de ambos
pero un día elegimos, Nena seria mía y Quique de él.
Recuerdo que Quique era un hombre físicamente pero
se enamoró de Nena a quien yo veía como
ordinaria, pero él no se enamoró de su físico se enamoró de su
dulzura y la capacidad que tenia de amarlo como era, de ellos aprendí de que se
trataba el amor.
Primero perdimos a Nena y 3 años después a
Quique y se nos rompió el corazón tanto a mí como a mi hermano, con quien compartí
las cosas importantes de estos seres maravillosos.
Ellos murieron
físicamente, pero me dejaron un legado, aún hoy siempre oro por los míos en
las mañanas para que Dios los proteja de las malas acciones de la gente,
preparo comida para la gente que amo como muestra de cariño, entiendo que
la familia no es solo la que lleva tu sangre, es también a la que elijes y la
que te elije para compartir momentos felices, aprecio más las cosas pequeñas
como la dulzura de una mirada o un dulce de leche, aun me gusta escuchar
historias fantásticas como las que ellos nos contaban y cuando estoy en
problemas cierro los ojos y me imagino detrás de aquellas faldas que tanta
seguridad me daban, no fueron famosos para el mundo pero nos dieron momentos
inolvidables, una niñez hermosa.
Mi hermano de vez en cuando va
al cementerio a visitarlos, yo prefiero recordarlos como la última vez que los
vi, para mí son inmortales.
No dejes que tu vida pase
desapercibida, debes dejarle a alguien algo valioso que le sirva para toda la
vida, NO TE MUERAS CON TU MÚSICA POR DENTRO!!!.
Siempre agradecida, Dios ha
sido bueno!!!
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