Es razonable que usemos nuestro
dinero para cubrir una necesidad, pues puede darnos un beneficio a nosotros y a
nuestra familia que es el móvil de nuestro esfuerzo diario. Pero ¿Qué pasa
cuando utilizamos ese dinero para gastos innecesarios? Nos sentimos holgados
económicamente y comenzamos a gastar demás en bebidas, paseos, cosas que realmente no necesitamos
y no son necesarias sin pensar en la posibilidad de crear un fondo para
posibles emergencias, peor aun
incurriendo a veces en endeudamientos que significaran austeridad en los
próximos 12 meses.
No podemos negar que la navidad es
una época especial, pero no debe ser un mes el causante del dolor de cabeza de
todo un año, lo correcto es que como dice el dicho “nos arropemos hasta donde
nuestra sabana alcance” y seamos conscientes en nuestros gastos.
Algunas cosas que podemos hacer para mantener el balance:
·
Ubicarnos en nuestra realidad actual, pagar
nuestras deudas y verificar cuál es nuestro saldo real.
·
Ahorrar
mínimo el 10% de ese saldo para posibles imprevistos.
· Haga una lista de sus necesidades ordenadas por
prioridad de forma descendente según su importancia.
·
Sin importar todo el alboroto de las fiestas
recuerde que viene enero.
Mantenga la calma, la vida
siempre es bella, sin importar cuanto tengamos o acumulemos, la riqueza real
radica en estar en paz, tranquilos, sin tormentos, ni ambiciones vanas.
Un dulce abrazo!
Siempre agradecida, Dios siempre
es bueno!
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